CENTRO DE LA CENSURA DE TRUJILLO o el arte de la estupidez
A manera de diatriba contra una institución que nació muerta
Hace algunos años, Arthur Danton remeció los cimientos de la historia del arte con una audaz teoría acerca de la muerte del arte, originando discusiones y réplicas, encuentros y desencuentros entre los historiadores, críticos y artistas acerca de lo qué en sí era el arte. En una publicación se preguntaba “..pero ¿ha llegado todo esto verdaderamente a su fin? ¿Se ha alcanzado un punto en el que puede darse el cambio sin la evolución, en el que los motores de la producción artística sólo consiguen combinar una y otra vez formas conocidas, aunque las presiones externas puedan favorecer esta o aquella combinación?... ¿No será que la Edad del Arte se ha agotado? ¿No será, como en la asombrosa y melancólica frase de Hegel, que ha envejecido una forma de vida? ¿Es posible que la salvaje efervescencia del mundo del arte en las últimas siete u ocho décadas haya sido la fermentación terminal de algo cuya química histórica requiere todavía una explicación?”
Ojalá hubiese sido producto de una reflexión extrema acerca de la muerte del arte en sí, lo que llevó a la desatinada acción de cerrar las puertas de la exposición “Trujillo,Ciudad Fantasía”, inaugurada el día jueves 22 de Mayo y clausurada al día siguiente, donde participaron 14 artistas visuales. Este acto repudiable nada más podría ser obra de una administración amparada en los sucios hábitos de una burocracia inerte que mantiene en la nada más abrumadora a las personas y que se arrogan el capricho de censurar una serie de trabajos acerca de la ciudad, como un espacio de trayectorias que ofrecen diferentes visiones para pensar el lugar que habitamos. Pero dudamos del criterio de esta institución que tiene el rimbombante nombre de Centro Cultural de Trujillo, que no representa a la colectividad ni a un grupo de élite intelectual, sino al criterio cerrado, mezquino y sometido a los poderes de turno o a la majadería delirante de la arrogancia más estúpida frente al arte y la cultura.
En el 2012, dentro de las actividades del 477° aniversario de la fundación de Trujillo, se inauguró en dicha institución una muestra con un título que indicaba la falta de tino y escasa reflexión acerca de algunos temas importantes para comprender nuestra identidad, como aquel que ésta no se construye ni se fortalece en la nostalgia colonial, cuya memoria está enquistada en la tara de una seudo aristocracia hispana y tradicionalista, y que mantiene las formas vetustas acerca de los elementos culturales que nos unen como una ciudad ¿ Cómo una institución cultural podría ejercer esa afirmación de anclarse en el pasado y reivindicar la característica de un lugar y condenarla a ser la cuna de Pizarro? “Trujillo de Extremadura: Tierra de conquistadores”, este fue el nombre que no causó la histeria histórica de nadie, sino al contrario, originó las vivas de las autoridades locales, cuya visión acerca de la cultura o historia está jibarizada por el oportunismo y el clientelismo en cada periodo electoral, y de quienes dependen algunas autoridades vinculadas a la cultura. ¿ Cómo pretendía acercar las ciudades toponímicas con aquella muestra, que ya desde el título mostraba el sometimiento colonial, de manera simbólica? Esto incluso originó incomodidad a los visitantes de la ciudad de Extremadura.
Según la Fundación Cultural del Banco de la Nación, que ampara dentro de sus programas al Centro Cultural de Trujillo, tiene como misión las siguientes palabras, que pareciese dentro de la gestión en Trujillo solo letra muerta: “Considerando que la cultura es el mejor activo de nuestra nación y la diversidad es una de las grandes fortalezas de la sociedad peruana en el mundo global, la Fundación –en tanto espacio de investigación, reflexión e intervención social con alcance nacional- desarrolla acciones conducentes al empoderamiento de las competencias y habilidades de los peruanos para producir bienes materiales y simbólicos, convirtiendo así el activo llamado cultura en capital para el desarrollo y la justicia social.” ¿Hemos leído mal? Y la visión de dicha institución es algo tan sicodélico, al igual como la forma en que se dirige el Centro Cultural: “Ser una Fundación reconocida nacional e internacionalmente como un agente moderno y eficaz que contribuye a la construcción de una sociedad libre y abierta en la cual el hombre y la mujer peruanos adquieren una condición plena de inclusión y ciudadanía proactiva definidas por su condición de ser productores –y no sólo consumidores- de bienes materiales y simbólicos, poniendo en diálogo la producción personal / local / regional y nacional con el mundo global”.
Ni diversidad ni espacio de investigación o reflexión e intervención social. Con este tipo de acto de nuevo vandalismo - no encontramos otra mejor denominación a esta apropiación de los espacios culturales para hacer de ello actividades que van en desmedro de la libertad y de la cultura, de la apertura y la generación de una ciudadanía participativa-, se aleja dicha institución de esa declaración de futuro, y al contrario, trae las antiguas formas de sometimiento y cerrazón a la reflexión cultural y artística, acerca de nuestra ciudadanía. ¿ Cómo se podría construir una visión amplia e inclusiva en la cultura si se impone la "ley" de la censura, hecha por un grupo que apuesta por la minusvalía o la parálisis de toda actividad creativa que no sea complaciente o que se refugie en lo arcaico o caduco, totalmente lejos de cualquier reflexión? ¿ Realmente es necesario para la ciudad de Trujillo un Centro Cultural que representa todos los vicios o lastres de la sociedad, un nido oscuro de la clase que opta por las formas silenciosas de violencia para que campee la ignorancia, la ceguera más atroz y el gusto por los lugares comunes y anodinos? Ante las escasas propuestas institucionales dentro de la ciudad, este centro prometía convertirse en un motor importante para el desarrollo de nuevas dinámicas de interacción cultural y artística para una sociedad en pleno y verdadero progreso, sin aquellas nefastas alianzas que siempre han menoscabado la institucionalidad del país.
¿ Qué se mostró en dicha exposición? ¿ Algo que ofendiese nuestras “buenas costumbres” o “ corrompa” a la sociedad trujillana con exhibiciones obscenas o lascivas, aunque de por sí nada hay más obsceno que la censura? ¿ Mensajes crípticos por una decena de artistas y creadores para destruir las bases de la ciudad o los planos para construir una bomba que arrasen la ciudad? ¿ Hoces, martillos o banderas rojas que se han convertido en el terror de los peruanos por un pasado que aun no comprendemos? ¿ Imágenes de personas asesinadas brutalmente por sicarios, como se muestran en los kioskos de cualquier esquina? ¿ Qué pretendían estos artistas, destruir la tranquilidad de la sociedad trujillana - aunque el verdadero arte debe inquietar para generar respuestas- para alimentar el caos? ¿ Inocular ideas mediante lobotomías telepáticas a todos los transeúntes que paseaban cerca del lugar?
Nada de eso. Como dice el Colectivo Cuadrícula, la propuesta estaba orientada a “ provocar que el espectador asuma el rol de ciudadano comprometido con las problemáticas de nuestro tiempo y lugar; y a la vez activar su atención respecto a las tensiones de poder en la gestión de la ciudad. La selección de expresiones visuales es un mecanismo discursivo potente que cuestiona y enfatiza sobre la situación actual de nuestra ciudad”. ¿ Esta declaratoria de intenciones ha sido el argumento suficiente para que una exposición sea clausurada? El mensaje dado por esta nueva censura en nuestra ciudad, - que se suma a la realizada hace casi veinte años a la exposición Sácate la máscara, del fotógrafo José Carlos Orrillo, por el INC, y a la de la artista Giuliana Holguín, por la Alianza Francesa - es la necesidad de apropiarnos de aquellas instituciones culturales o generar nuevas plataformas culturales para evitar que transformen aquel “mejor activo de nuestra nación” en la concubina de los poderes de turno, sino todo lo contrario, un ente vivo y dinámico que impulse una visión ampliada de nosotros mismos, a través de la cultura.
El arte aun incomoda a los "poderes" que sostienen las formas de hacer “política” pasadas, como latifundistas o gamonales, poseedores del atolondrado sueño que una ciudad, una región o un país es una parcela de tierra que les pertenece y, para perennizarse en ella, deben adormecer a la gente que habita en ellas con dosis de alcohol o coca, como ocurría hace más de sesenta años, o que las instituciones estatales son una oportunidad de enriquecerse en desmedro del bien común. ¿ Y si aparece aquello que puede atentar contra el status quo de modorra social? Traen las prácticas del silenciamiento y la censura, maquillado con razones de "fuerza mayor". Ante esto, el arte aun seguirá siendo la mejor y más sólida plataforma para encarar a aquellas instituciones nacidas de las oscuras fauces de la estupidez humana; aquella forma de contrarrestar cualquier intento de abuso del poder y el arte será siempre la conciencia y la memoria de una nación para construir una sociedad libre. Y si aquel lugar de exposiciones ha cerrado sus puertas con el pretexto de trabajos de emergencia, esperamos que sea para expulsar a la laya caduca que ha permitido y dirigido esta desatinada medida, así como los continuos desaciertos e ineficacias con los que se maneja dicho Centro, y luego consolidar una verdadera entidad cultural para Trujillo, ya que una oportunidad más se ha demostrado que este CCT está en un estado crítico de urgencia, muy al contrario del arte, que nunca estuvo ni estará en emergencia.
TEXTO Y EDICIÓN DE FOTOS: nó.made - IMAGENES: LUIS CABRERA
Tomado del blog morder y ser mordido
DATOS ADICIONALES
COMUNICADO DE CUADRICULA COLECTIVO, luego de haberse reunido con el director del Centro Cultural de Trujillo. Los expositores son: Alejandra Delgado, Alexandra Torres, Alice Vega, Beto Prieto, Carlos Chávez, Gerardo Rodríguez, Gonzalo Fernández, Juan Carlos Alvarado, Juan Chávez, Lucio Mora, Manolo Rodríguez, Oscar Alarcón, Rosa Benites, Trujillo Kitsch. Curaduría: Alice Vega / Juan Chávez.
Nota del diario El Comercio. Martes 27 de Mayo.
Nota del diario Correo. Día Martes 27 de Mayo.Nota de diario Correo. Miércoles 28 de Mayo.
Nota de web RPP. Lunes 26 de Mayo.
El muro de la "censura". Cualquier asociación de los colores de los recuadros es pura coincidencia.
Y después del sismo, la nota diplomáticamente cínica. A pesar de los comentarios vertidos por el director del Centro Cultural de Trujillo a los artistas, acerca del desmontaje inmediato de las salas donde se realizaba la exposición, ahora quiere demostrar que se encuentra mejor en plena forma para el mundial de fútbol, para hacer un amague y salir airoso de esta decisión errada.